Las alergias alimentarias son reacciones orgánicas adversas producidas por componentes de los alimentos, denominados alérgenos, en los individuos sensibles. A diferencia de las intolerancias alimentarias, las alergias alimentarias están producidas por un mecanismo inmunológico, frecuentemente por inmunoglobulina E (IgE), tras la ingestión, inhalación o contacto con el alérgeno.
Los alérgenos alimentarios son unos compuestos químicos que provocan reacciones alérgicas en consumidores susceptibles, comprometiendo el estado fisiológico de las personas afectadas. Por ello la Comisión Europea legisló mediante varias directivas (Directiva 2003/89/CE y Directiva 2006/142) la presencia y etiquetado de alérgenos en los alimentos. Además la legislación vigente según RD 220/2004 obliga a su control y etiquetado, de tal modo que, absolutamente todos los productos alimentarios deben cumplir fielmente los requisitos establecidos.
La interacción de las IgE de un individuo previamente sensibilizado con el alérgeno alimentario, generalmente de naturaleza proteica, provoca la liberación de los mediadores de la alergia a la sangre y tejidos, lo que ocasiona manifestaciones clínicas desde leves o moderadas (picor, quemazón de labio, congestión nasal, estornudos, asma, vómitos, diarrea, etc.) hasta graves o incluso letales (choque anafiláctico).